OO3.
El rubio de pequeña y encantadora sonrisa estaba sentado frente al pelirrojo amigo de quien él consideraba un hermano. Mientras veía al recién conocido, no había podido evitar compararlo con una ardillita, era tierno no podía negarlo.
Aquellos jóvenes que cursaban la plenitud de sus veinte estaban en un restaurante clásico de fideos chinos cerca de la costa de Busan, comiendo y hablando, o al menos escuchando en el caso del rubio y el pelirrojo que se dedicaban a visualizar cada una de las anécdotas casi dramatizadas del alto muchacho de cabello extravagante.
—…Entonces en medio del coro resbale y casi muero —relató de forma probablemente hiperbolizada el más alto de los tres presentes en sincronía con sus manos, las cuales movía a todos lados en un intento de dar una mejor explicación de lo ocurrido aunque era completamente inútil—. Lo peor es que la letra de la canción decía «dame tu mano y no me sueltes nunca», ¡pero nadie me ayudo cuando me caí!
—Seokjinie, solo fue un ensayo, calmate.
—Si no me ayudaron en un ensayo, ¿tú crees que lo harían si me caigo en plena presentación? Obviamente no, YoonGi, en este mundo siempre estás solo.
HoSeok se limitaba a reír levemente ante las ocurrencias de los mayores ya que no tenía la suficiente confianza con el rubio como para ser él mismo; con sus chistes para cerebritos y referencias a libros poco conocidos que no podía evitar recomendar como si su vida dependiera de ello.
Hundred Ways, Fixel, Limerence, Lucid Dreams, Dulce Agonía… ¡Libros infravalorados que eran lo máximo merecían aprecio total, maldita sea!
Y de un momento a otro mientras que él divagaba sobre sus títulos favoritos y como recomendarlos de forma no desesperada, la conversación había pasado a tratar sobre los ensayos de SeokJin a un intento del anterior mencionado por poner celosos a su mejor amigo, llegando al punto en el cual los brazos de SeokJin estaban rodeando los hombros de HoSeok mientras miraba al rubio frente a él con un deje de decepción meramente fingida.
—Traicionero. Estás cancelado, HoSeokie, ahora eres tu mi mejor amigo —aseguro el más alto para que YoonGi jadeara ofendido—. Dile a este imbécil cuánto me amas.
El pelirrojo, por prestarle más atención al peso que se colgaba de forma insistente de sus hombros, no pudo observar como YoonGi abría sus ojos un poco más mientras le miraba con algo de sorpresa a la vez que procesaba la información ya suministrada.
HoSeok, un pelirrojo de Busan.
¿Dónde había leído eso antes?
—Vamos, HoSeokie, dime cuánto me amas a ese engendro —insistió SeokJin a la vez que abrazaba más fuerte al pelirrojo y recostaba su cabeza en el hombro mismo.
—I purple you, and you know what it mean.
Y YoonGi quien había decidido tomar un poco de refresco del vaso frente a él, escupió toda la bebida que estaba en su boca sobre la camisa de botón color blanco del pelirrojo que desafortunadamente fue el blanco a acertar.
—¡YoonGi!
—¡Oh, mierda, lo siento! —se disculpó mientras tomaba una gran cantidad de servilletas y se las pasó al chico atacado mientras continuaba dando disculpas —. Es que me sorprendí.
—¿Y ahora por qué? —preguntó SeokJin con curiosidad.
—Es que… no, no es nada —negó el rubio quien bajaba la mirada avergonzado.
Porque HoSeok no podía ser ese HoSeok.
—¿Te sorprendió la frase? —preguntó el pelirrojo mientras limpiaba como podía su camisa con las servilletas entregadas por el mayor.
El rubio se mantuvo en silencio.
—Es de un libro que estuve leyendo ayer, me pareció linda ¿también conoces la frase? —por primera vez, HoSeok se dirigió completamente a YoonGi con sus palabras —. Es decir, es un libro poco conocido, probablemente tu no-
—Esa frase es del libro Purple, del autor Terry.
El pelirrojo sonrió levemente de una forma entre confundida y emocionada. SeokJin, bastante ajeno al conocimiento, estaba comiendo tranquilamente mientras sus dos mejores amigos conversaban entre ellos.
—Ese libro sigue en borradores —añadió YoonGi en el último segundo.
Los ojos del menor se clavaron sobre los del rubio, como si buscara en su mirada la respuesta que no salía de su boca, ambos mantuvieron contacto visual por suficiente tiempo hasta que SeokJin quedó a la expectativa de lo que fuera a ocurrir a continuación y con una cuchara entera de fideos que quedaron estáticos antes de llegar a su destino final.
—¿YoonGi el fanboy? —interrogó HoSeok.
—¿HoSeok el escritor? —respondió de igual forma el rubio.
Se inspeccionaron en silencio por unos segundos hasta acabar mirándose con exagerada sorpresa y con unas risillas de por medio.
—Oh, Dios, no creí que fueras el amigo del que SeokJin Hyung hablaba tanto —afirmó el pelirrojo, con leves risas entre sus palabras.
—¿Entonces tu eres HoSeokie, ardilla? —HoSeok asintió con una gran risa a lo que YoonGi lo miro sorprendido.
Y a partir de aquel instante ambos fanáticos de la lectura comenzaron a hablar animadamente sobre cosas que SeokJin no comprendía ni conocía del todo, razón por la que prefirió dedicarse a observar con picardía la interacción entre los muchachos en silencio mientras terminaba el platillo.
Presentía que algo divertido ocurriría pronto.
(♡)
Ahora la escena trataba de un YoonGi que intentaba despedirse de HoSeok para poder regresar a Daegu junto a SeokJin.
Pero es que ni quería decirla ni siquiera un hasta pronto al pelirrojo.
Ustedes se preguntaran ¿por qué? ¡Pues es muy fácil de explicar realmente!
Desde hace un tiempo, bastante largo cabe resaltar, YoonGi no ha podido evitar que su corazón se agite con fuerza, su estómago hiciera ruidos raros y que sus manos picaran cada que escuchaba una notificación entrante en su teléfono que acababa con su estabilidad totalmente cuando un bonito nombre de contacto resaltaba sobre los demás.
Estaba enamorado como colegiala.
Si el YoonGi de nueve años que juraba nunca tener pareja mientras aseguraba que las niñas eran asquerosas lo viera, se sentiría probablemente decepcionado de todas las emociones rositas y pasteles que estaba sintiendo.
YoonGi no necesitaba ver el rostro de HoSeok para que le gustase, el rubio se había enamorado desde lo más profundo posible con los relatos del menor, después con las conversaciones que tenían y ahora verlo en persona solo le hacía creer que no había un final para los acelerados latidos de su corazón.
Su amor por el menor había iniciado desde lo más profundo hasta llegar de nuevo a la superficie y regresar.
No se había dado cuenta aquel día, simplemente al verlo lo había confirmado.
A YoonGi le encantaba la forma de escribir del pelirrojo, sus conversaciones amenas y demás, también le gustaba su apariencia, con sus grandes y preciosos ojos, sus labios de parecían ser un bonito corazón y su brillante cabellera rojo, Dios ¡parecía un modelo!
Tal vez sería muy pronto, aunque el tiempo interactuando fuera suficientemente largo, Tal vez era bastante arriesgado soltar algo como un me gustas tan de repente. Probablemente no debería decir nada y quedarse mejor a su lado como un amigo pero no quería,
El necesitaba sacar eso de su sistema para trabajar adecuadamente, ¿bien?
¿Tenía miedo? Sí.
Peor él quería ser sincero con el menor, quería decirle lo que sentía por él y su arte, quería demostrarle que no era solo un fanboy.
Por otro lado HoSeok abrazaba como despedida a YoonGi, realmente (y a diferencia de sus alocados pensamientos que involucraban secuestros y anuncios en el periódico), se había sentido bien con conocer en persona al rubio, escuchar su voz, poder admirar su pequeña sonrisa que le deba un cosquilleo por todo su estómago y escuchar sus chistes malos antes de siquiera reconocerlo. HoSeok se sintió feliz con la presencia de YoonGi.
No quería dejarlo ir.
Bueno, en fin de cuentas ya estaban encariñados.
—… ¡Ya! Parecen una pareja, dejen de ser así. YoonGi debemos irnos —interrumpió SeokJin ya fastidiado.
—Hyung, usted me trajo a YoonGi Hyung, ahora se lo aguanta.
«YoonGi Hyung».
Aquello con la voz suave del chico se escuchaba mucho mejor de lo que Min creía.
Soltó una suave risa cuando escuchó como SeokJin bufó y subió a su auto mientras murmuraba quejas sin sentido. Al soltarse del abrazo que tenía con HoSeok se permitió observar cada facción del rostro del contrario de forma efímera.
Si lo detallaba como le gustaría probablemente luciría como un acosador.
El pelirrojo inconscientemente sonrió cuando el rubio lo hizo, su sentido reflejo siendo el responsable por ello, según el mismo. En ese momento ambos se veían adorables con aquellas diminutas sonrisas decorando sus caras.
No obstante la burbuja llena de colores pasteles y demás pasó a un segundo plano cuando el más alto decidió armarse de valor para después inhalar y exhalar, buscando suficiente aire para sus siguientes palabras.
La vida es un riesgo constante, recuerden eso.
—HoSeokie, sé que literalmente solo nos habíamos conocido por texto y recién vemos nuestros rostros pero quiero decirte que-
El rubio pudo haber acabado sus palabras de no ser por el claxon del auto de SeokJin que le interrumpió e hizo sobresaltar ante lo repentino del acto.
Por un lado HoSeok rio bajo por el pequeño salo que dio YoonGi y por el ultimo mencionado se recordó mentalmente que le tiraría un zapato a SeokJin en cuanto tuviera oportunidad.
—Ya, solo dime —pidió el menor con impaciencia aún con sus labios curveados hacia arriba—. Vamos, yo no muerdo y tampoco es como que me fueras a decir que te gusto o algo así.
Y en tan solo segundos la expresión de esperanza de Yoongi se convirtió en un par de hombros caídos y un rostro de notoria decepción que iba acompañado de una sonrisa apenada que confundió al menor.
YoonGi hizo un ademán para volver a hablar pero una vez más fue interrumpido.
—¡¿Van a seguir coqueteando o qué?! —exclamó SeokJin ya exasperado por la lentitud de YoonGi—Vamos, Min, debemos irnos para llegar a tiempo.
Sin darse tiempo de decir algo más, YoonGi miró a los ojos a HoSeok antes de dar una reverencia y subirse apresurado al coche de su amigo. La leve sonrisa que permanecía en el rostro de HoSeok se esfumaba poco a poco al igual que el auto que ya había arrancado directo a Daegu sin que él se diera cuenta realmente.
¿YoonGi gustaba de él?
El chico que le hacía sentir aquellas mariposas que siempre había descrito a la perfección en la mayoría de sus relatos, el que le hacia reír embobado por la madrugada y quien lo había ayudado como podía cientos de veces en todo este tiempo, ¿ese chico gustaba de él?
«Oh, Dios, esto parece un fanfic.»
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